Iniciamos nuestro lento camino de vuelta hacia Tokyo parando en Kyoto, donde no hicimos nada más que cambiar dinero y dejar las mochilas en la consigna, y cogimos un tren local para Inari, en las afueras de Kyoto. Allí se encuentra un templo en la cima de una montaña, y en el camino hacia él se pasa por debajo de centenares de arcos de madera como los que hay en las entradas de los templos.
Según íbamos subiendo, la muchedumbre se reducía algo, pero en general había mucha gente subiendo y bajando. Cuando creíamos que estábamos a punto de llegar, todavía quedaba más recorrido y terminamos dando la vuelta a 2/3 del final.
Comimos cerca de la estación de Inari en un restaurante que parecía una casa, donde comí los mejores ramen (tallarines japoneses) que jamás he probado. Volvimos a Kyoto y cogimos el autobús para el parque. Chema se fue a visitar un templo cercano.
Teníamos reservados unos asientos en el tren bala hasta Mishima, una ciudad cerca de Tokyo donde habíamos quedado al día siguiente con Tomoko.
En Mishima, nos metimos directamente al hotel.
Hotel Shoumeikan
Ichiban-cho 11-4
Mishima
Según íbamos subiendo, la muchedumbre se reducía algo, pero en general había mucha gente subiendo y bajando. Cuando creíamos que estábamos a punto de llegar, todavía quedaba más recorrido y terminamos dando la vuelta a 2/3 del final.
Comimos cerca de la estación de Inari en un restaurante que parecía una casa, donde comí los mejores ramen (tallarines japoneses) que jamás he probado. Volvimos a Kyoto y cogimos el autobús para el parque. Chema se fue a visitar un templo cercano.
Teníamos reservados unos asientos en el tren bala hasta Mishima, una ciudad cerca de Tokyo donde habíamos quedado al día siguiente con Tomoko.
En Mishima, nos metimos directamente al hotel.
Hotel Shoumeikan
Ichiban-cho 11-4
Mishima
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